En América Latina y el Caribe, el cambio climático no es un fenómeno futuro: ya forma parte de la vida cotidiana de millones de familias que habitan asentamientos informales y barrios populares. Inundaciones recurrentes, olas de calor más intensas, deslizamientos y pérdida de medios de vida están profundizando desigualdades históricas en territorios marcados por la precariedad urbana. Sin embargo, en estos mismos espacios,-lejos de la narrativa del riesgo permanente-, emergen respuestas comunitarias desde el cuidado, la creatividad y la resiliencia.
Con el propósito de comprender estas dinámicas y trazar rutas de transformación concretas, se puso en marcha el ViLab “Barrios frente al cambio climático: Retos y respuestas desde un enfoque de cuidados”, una iniciativa organizada por, RIVHA-CentroGeo, ONU-Hábitat y REDEUS-CEDEUS, con el apoyo del Urban Housing Practitioners Hub (UHPH) LAC. Este proceso colaborativo con una duración de un año reúne a organizaciones comunitarias, gobiernos locales, academia y organismos internacionales en un espacio de coproducción de conocimiento orientado a la acción. Su objetivo es articular la agenda climática con el mejoramiento barrial desde un enfoque profundamente humano, territorial y centrado en los cuidados.
¿Por qué hablar de cuidados cuando hablamos de cambio climático?
La Etapa 1 del ViLab, desarrollada entre el 21 y 28 de agosto de 2025, exploró cómo el cambio climático agrava las desigualdades sociales en barrios vulnerables y por qué el enfoque de cuidados es clave para una adaptación justa y sostenible.
A través de dos talleres interactivos con más de 45 participantes de 12 países —liderazgos comunitarios, gobiernos locales, universidades, organizaciones sociales y equipos técnicos— se compartieron experiencia, saberes, preocupaciones urgentes y se plantearon preguntas fundamentales que orientan el debate actual sobre justicia climática en contextos urbanos:
- ¿Cómo el cambio climático complejiza los desafíos que viven los asentamientos populares?
- ¿Quiénes cargan con los mayores riesgos y responsabilidades en los territorios? ¿
- Cómo puede el enfoque de cuidados transformar las respuestas urbanas y climáticas?
Cinco hallazgos clave de la Etapa 1
1. El impacto del cambio climático es desigual
Las mujeres —especialmente jefas de hogar— personas mayores, comunidades indígenas, población migrante y trabajadores informales asumen la mayor carga de riesgo y de cuidados en situaciones de crisis. Las soluciones deben reconocer estas diferencias para evitar nuevas exclusiones.
2. El agua está en el centro de las disputas climáticas
El acceso, gestión y gobernanza del agua se posicionaron como un tema crítico en todos los territorios analizados. La escasez y contaminación del agua afectan directamente la salud, los ingresos y la alimentación, como se evidenció en casos de Honduras, República Dominicana y Amazonía.
3. El cuidado es una respuesta frente a vulnerabilidades invisibles
El cambio climático no solo destruye viviendas e infraestructuras: genera nuevas vulnerabilidades asociadas a las políticas climáticas tradicionales, como desalojos forzados o “gentrificación verde”. Frente a esto, el cuidado emerge como una práctica reparadora y como principio ético para reconstruir vínculos comunitarios.
4. La vivienda es parte del sistema de cuidados
En América Latina, más del 60% de las viviendas son autoconstruidas. El ViLab destacó que no es posible hablar de adaptación climática sin hablar de mejora progresiva de la vivienda, asistencia técnica y reforzamiento estructural. Cuidar implica garantizar hogares seguros e integrados a los sistemas urbanos.
5. La resiliencia comienza en la organización comunitaria
Las soluciones más transformadoras no vienen solo de infraestructuras, sino de redes de confianza, cooperación y autogestión local. Desde las ollas comunes de Lima hasta los comités de gestión de riesgo en Centroamérica, el ViLab confirmó que las comunidades son la primera línea de respuesta climática.
¿Qué significa aplicar el enfoque de cuidados al territorio?
El cuidado —entendido no como una tarea doméstica, sino como sistema social y territorial que permite el sostenimiento de la vida— puede tejer estrategias multiescalares desde la vivienda, el barrio y la ciudad.
Aplicar este enfoque al territorio implica reconocer que las respuestas climáticas no solo deben ser técnicas, sino también profundamente humanas, sensibles a los vínculos comunitarios y a las prácticas cotidianas de sostenimiento.
El ViLab identificó prácticas emergentes en la región:
- Centros comunitarios que combinan refugio climático con apoyo emocional
- Sistemas comunitarios de agua y saneamiento gestionados de manera colaborativa
- Infraestructura verde para manejo de lluvias y agricultura urbana
- Procesos de renovación barrial sin desplazamiento como los casos de Medellín y Buenos Aires.
- Políticas urbanas con enfoque de género como las Manzanas del Cuidado de Bogotá
Estas experiencias muestran que cuidar el territorio es también cuidarlo climáticamente.
Hacia ciudades que cuidan
La principal conclusión de esta etapa es clara y contundente: no habrá justicia climática sin sistemas de cuidados incorporados en la planificación urbana. La acción climática no puede limitarse a obras físicas o métricas ambientales; debe poner en el centro a las personas y sus redes de vida.
El siguiente paso del ViLab será explorar experiencias concretas en América Latina y el Caribe que integren mejoramiento barrial y adaptación climática. Este trabajo colaborativo alimentará una Hoja de Ruta colectiva orientada a fortalecer políticas públicas y proyectos territoriales en la región con enfoque de cuidados.
El desafío es grande, pero la dirección está clara: construir barrios que resistan cuidando.