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Vi-lab Prevención de riesgos frente a desastres en asentamientos informales.

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Vi-lab Prevención de riesgos frente a desastres en asentamientos informales.

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En el marco del laboratorio de vivienda “Prevención de riesgos frente a desastres en asentamientos informales.”, el pasado 14 de junio se reunieron actores del sector público, organizaciones sociales, entidades multilaterales y la academia para discutir sobre los retos de la prevención de riesgos de desastres en viviendas en América Latina, en el webinar auspiciado por la plataforma UHPH. El tema cobra una importancia creciente, teniendo en cuenta que la región se ve afectada con frecuencia por eventos climáticos extremos como terremotos, huracanes, inundaciones y deslizamientos de tierra. Estos desastres tienen un impacto significativo en las comunidades, especialmente en los asentamientos informales, donde se registra una mayor vulnerabilidad y probabilidad de afectación de las viviendas.

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Gabriela Arrastúa, Directora General de Operaciones de Techo para América Latina, presentó la introducción al webinar destacando la importancia de la prevención de riesgos en viviendas en la región. Señaló que es necesario trabajar de manera integral, involucrando a diversos actores de la sociedad y tomando medidas para minimizar los riesgos a través de soluciones adecuadas y seguimiento y control efectivos.

Nahuel Arenas, Jefe Adjunto de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres para la Oficina para las Américas y el Caribe (UNDRR), compartió la perspectiva de la UNDRR sobre la prevención de riesgos de desastres en vivienda. Destacó que la región sufre las mayores pérdidas económicas a nivel mundial debido a desastres climáticos, y que 340 millones de personas viven en ciudades altamente vulnerables. Arenas mencionó el documento de Principios de Infraestructura Resiliente, que ofrece lineamientos para la toma de decisiones en inversión en infraestructura, incluyendo vivienda, promoviendo un enfoque holístico y la integración de diferentes actores.

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Daniel Ortiz, Coordinador de Áreas Sociales en Techo para Latinoamérica y el Caribe, contó la experiencia de Techo en la prevención de riesgos de desastres. El enfoque de Techo se centra en el desarrollo comunitario, la conciencia y acción social, y la incidencia en políticas públicas. Su modelo de trabajo consta de cuatro pasos: identificación, diagnóstico, acción y evaluación. En Venezuela, Techo estableció comités comunitarios internos compuestos por habitantes de los asentamientos para discutir cómo prevenir riesgos. A través de estrategias de capacitación y educación, se abordaron los riesgos y la vulnerabilidad de la comunidad en relación con el cambio climático. Se llevaron a cabo acciones de identificación, reducción y gestión de riesgos y preparación para la respuesta. Los resultados incluyeron la capacitación de la comunidad para comprender los riesgos de desastres y la promoción de acciones anticipatorias autogestionadas. En el caso de Colombia, Techo se enfocó en el mejoramiento integral de viviendas propensas a la afectación por vientos, así como en el aprovechamiento de infraestructuras comunitarias, como una iglesia convertida en refugio anti-huracanes. Se realizó un diagnóstico de viviendas expuestas a vientos fuertes, se brindó capacitación en técnicas de construcción seguras y se proporcionaron materiales y apoyo para mejorar las cubiertas de las viviendas.

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Andrés Cruz, especialista de Hábitat para la Humanidad, compartió la experiencia de la organización en el manejo de desastres en el Caribe. La región se ve afectada regularmente por desastres, especialmente huracanes, que son cada vez más frecuentes y menos predecibles. Hábitat para la Humanidad se enfoca en comprender el riesgo de desastres, fortalecer la gobernanza del riesgo, invertir en la reducción del riesgo y aumentar la preparación para casos de desastre. Las cuatro prioridades del marco de Sendai para el manejo de riesgos de desastres en América Latina y el Caribe son:

  1. Fortalecimiento de capacidades locales: la organización implementa el enfoque Participatory Approach for Safe Shelter Awareness (PASSA) para concientizar sobre alojamientos seguros. Esto incluye la gestión del riesgo de desastres, sistemas constructivos sostenibles, manejo del agua, saneamiento, gestión de residuos sólidos, consumo de energía y capacitación de las partes interesadas.
  2. Mejoramiento de infraestructura: se implementan soluciones para construir resiliencia y reducir los efectos del cambio climático. Esto incluye el mejoramiento estructural de una habitación en la casa para convertirla en un lugar seguro durante una emergencia (una habitación segura), así como la instalación de paneles solares desmontables y sistemas de recolección de agua de lluvia con sistemas de purificación desmontables.
  3. Concientización comunitaria: Se destaca la importancia de invertir en prevención y mitigación del riesgo, ya que cada dólar invertido en estas áreas puede ahorrar ocho dólares en respuesta a desastres.
  4. Mejor respuesta a los desastres: A pesar de los esfuerzos de prevención y mitigación, las comunidades aún pueden verse afectadas por desastres. La organización ha venido desarrollando una herramienta comunitaria que permite la coordinación entre donantes, socios y operadores para responder a desastres.

Myriam Urzúa, Secretaria de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC) del Gobierno de la Ciudad de México, contó la experiencia de la administración de la SGIRPC en la gestión del riesgo en Ciudad de México. Enfocándose en la prevención más que en la reacción, la SGIRPC busca abordar de manera integral las diferentes etapas del proceso de gestión del riesgo. La Ciudad de México enfrenta cuatro problemáticas principales: el conocimiento de los riesgos, la gobernanza, la inversión y la atención a emergencias. Entre los problemas identificados se encuentran la falta de información suficiente sobre vulnerabilidad, un marco normativo desarticulado, una asignación de recursos desproporcionada entre la atención de emergencias y las acciones preventivas, y tiempos de respuesta inaceptables. La SGIRPC ha establecido varias metas para abordar estas problemáticas. Algunas de estas metas incluyen:

  1. Elaborar el Protocolo del Plan de Emergencia Sísmica (PES) y otros seis protocolos para distintas amenazas. El PES busca coordinar las instancias involucradas en la atención de emergencias asociadas a fenómenos naturales. Se han llevado a cabo micro simulacros con una participación promedio de 7 millones de personas.
  2. Diseñar una política pública de prevención y reducción de riesgos, incorporada en el Programa de Gobierno 2019-2024.
  3. Transversalizar la gestión integral del riesgo y resiliencia, acercando el conocimiento de los riesgos a todos los sectores.
  4. Actualizar el marco normativo en materia de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, simplificando trámites y requisitos.
  5. Desarrollar y promover el uso del Atlas de Riesgos como un instrumento fundamental para la toma de decisiones de las autoridades. El atlas busca ser dinámico y contener todas las posibles vulnerabilidades.
  6. Implementar un Sistema de Alertas Tempranas para incrementar la difusión de alertas meteorológicas y el seguimiento de la actividad volcánica.
  7. Impulsar el cumplimiento de los Programas Internos de Protección Civil para mejorar la seguridad de los trabajadores.
  8. Generar una Red de Brigadistas comunitarios mediante la capacitación de personas en colonias, unidades habitacionales y pueblos.
  9. Potenciar la capacitación en todos los sectores, con un total de 415,070 personas capacitadas, incluyendo personal de escuelas públicas.

Finalmente, Adriana Piperno, experta en gestión de riesgo en Uruguay, compartió su experiencia en el trabajo sobre inundaciones urbanas. En Uruguay, más de 150 centros poblados están en riesgo de inundación, con 25 de ellos considerados de alto riesgo. Para ella es importante abordar las causas fundamentales del riesgo, como los procesos de urbanización y la ocupación informal. Sus principales recomendaciones fueron:

  1. Integrar las acciones asociadas a la vivienda con las acciones urbanas. Una ciudad democrática, con enfoque de derechos de género.
  2. Las comunidades deben ser partícipes del fundamento y del proceso de toma de decisión en las medidas que los involucran.
  3. El papel del Estado es fundamental para dar sostenibilidad a los procesos de gestión del riesgo. Se debe dar prioridad a las comunidades y lugares más vulnerables.
  4. Debe haber una construcción sistémica del problema.
  5. La inundación es un riesgo más en un sistema complejo. Es importante conocer las particularidades del sistema de análisis (barrio, ciudad, etc.) y sus múltiples riesgos (sociales, ambientales, económicos).

La prevención de riesgos frente a desastres en asentamientos informales es un desafío crucial en América Latina y el Caribe. A través de la colaboración entre el sector público, organizaciones sociales, entidades multilaterales y la academia, se pueden desarrollar soluciones efectivas para minimizar los riesgos y proteger a las comunidades vulnerables. El trabajo de organizaciones como Techo, Hábitat para la Humanidad y la SGIRPC del Gobierno de la Ciudad de México, así como la experiencia compartida por expertos en gestión de riesgos, demuestran la importancia de abordar este tema desde diferentes perspectivas y con enfoques integrales. Al fortalecer la conciencia, la capacitación y la gobernanza del riesgo, se puede mejorar la resiliencia de las viviendas y garantizar la seguridad de las comunidades en la región.

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